Llegué intentando disimular mi falta de aliento y tratando de aparentar normalidad.
-Hola, vengo para una entrevista de trabajo, mi nombr…
Sin dejar que acabase de hablar, la recepcionista me indicó que pasase a la sala de espera.
Bueno si me toca esperar quiere decir que no llego tan tarde» pensé para tranquilizarme.
Pero cuando entré en la sala de espera vi que estaba hasta arriba de gente esperando.
¿Vamos todos a la misma entrevista?… ¿a la vez?
Entonces me di cuenta de que se trataba de una de mis peores pesadillas: una dinámica en grupo. ¿Quién narices inventaría eso? un extrovertido, seguro.
Si ya estaba nerviosa, imagínate ahora. Si la cagaba durante la entrevista y tenía unos de mis episodios «trágame tierra» no quedaría entre yo y el entrevistador, sino que, todos los demás candidatos también serían testigos de ello.
Por fin entro a la sala de espera y siento como todos me analizan de arriba abajo como tratando de determinar si seré una candidata débil o fuerte.
No se dónde mirar.
No se qué hacer con mis manos.
Me siento boba y observada por todos.
Mi instinto fue coger el móvil y hacer como que estaba enviando un mensaje a alguien, aunque, en realidad, sólo estaba deslizando el dedo arriba y abajo sin sentido.
En la sala de espera parece que ya todos se conocen y se han formado conversaciones entre los candidatos.
¿por qué todo el mundo parece llevarse tan bien? me están agobiando. Necesito que se callen ya, necesito centrarme.
Parecía que era la única que no habla con nadie, pero tampoco tenía nada que decir.
Desde luego, no estaba mentalizada para una entrevista en grupo. Comencé a barajar la idea de marcharme y poner una excusa pero entonces entraron a la sala dos hombres jóvenes y trajeados pidiéndonos que les acompañásemos.
Es demasiado tarde para escapar.
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Fue de las peores entrevistas de mi vida. Parecía que se me había olvidado el español, en serio:
-Hola, yo soy estudianta de una carrera. Bueno ya no lo estudio, yo lo estudié hace unos años.
Frases así, sin sentido alguno, y conjugando los verbos como una extranjera.
Salí deseando llegar a casa, meterme en mi cama a comer comida basura, ver mi serie favorita y olvidarme de todo (en plan Sheldon Cooper cuando se enfada)
Pero a la misma vez salí enfadada conmigo misma. Nadie tenía la culpa de lo que había pasado menos yo. Lo cierto era que no me había preparado la entrevista lo suficiente. Y sobre todo, salí con ganas de no volver a pasar por esa experiencia nunca más.
Desde entonces he tenido más entrevistas y todas han ido mejor que aquella. Sobre todo porque ahora hago una especie de ritual cada vez que me enfrento a ellas. Estos son los consejos que he recopilado a través de mi experiencia!
INDICE
Antes de la entrevista.
Prepárate, en serio.
- Investiga información a cerca de la compañía para la que vas a trabajar. Parece un consejo obvio, pero en la anécdota que os he contado yo me limité a ver la página de inicio de la empresa. Es importante que conozcas la misión, valores y objetivos de la empresa. No digo que te los aprendas de memoria, pero al menos, si te preguntan algo relacionado con ello, que no se te quede la mente en blanco. En Google hay además cientos de modelos de entrevistas, muchas escritas por personas que han trabajado en recursos humanos. Saca provecho de ellas.
- Ensaya delante de un espejo. Se que suena a lo típico que se ve en las películas pero, de verdad, funciona. El ponerte delante de un espejo te ayudará a darte cuenta de las expresiones que haces, cómo es tu lenguaje corporal y te ayudará a tener más confianza cuando hables delante de gente.
- Si te sientes demasiado tonto haciendo lo anterior, ensaya frente a tu cámara del móvil, Grábate tantas veces como haga falta.
- Reúne a tu hermano, a tu madre, a tus amigos o cualquier persona con la que tengas la suficiente confianza como para hacer el “ridículo” un rato. Lo bueno es que pasaréis un buen rato, pero de nuevo el practicar hablando en alto te hará más consciente de tu voz, de las expresiones que usas, y de tu falta de vocabulario. Además, la gente de tu entorno será capaz de decirte en qué cosas puedes mejorar o respuestas que hayas dado y que no tengan mucho sentido.
De camino a la entrevista de trabajo
No voy a decir que te tranquilices porque eso no será posible. Lo que sí puedes hacer es quitarle importancia. Ya sabes todos los motivos por los que te es necesario conseguir ese puesto de trabajo, pero y si no lo consigues? de todos los modos no será el fin del mundo, y saldrás de esta.
De camino a entrevistas o a exposiciones orales siempre hago un juego mental en mi cabeza. Primero reconocer lo poco que me apetece ir a tal sitio, después pienso en qué otro sitio estaría aún peor.
¿Qué es peor que una dinámica en grupo? para mí sería peor tener que hacer un show de humor delante de miles de personas intentando hacerles reír. Suena absurdo, pues probablemente nunca me veré obligada a hacer tal cosa, pero me sirve para centrar la mente en otra cosa y aliviarme.
En la sala de espera.
En la sala de espera olvídate de todo lo que has aprendido. Es como cuando antes de un examen no es recomendable empezar a mirar los apuntes pues solo contribuye a ponerte más nervioso y liarte. Pues aquí lo mismo. Las cartas ya están echadas, ahora es momento de jugar.
Te recomiendo que llegues pronto al lugar citado. De esta manera no te ocurrirá como a mí aquel día en que estaba estresada por llegar tarde y por sentir que todos me observaban.
Lo bueno de ser de los primeros en llegar es que puedes empezar a conversar con los distintos candidatos, aunque sean de temas superficiales, no te será tan difícil hablar después en la entrevista.
Esto además te ayudará a no ver al resto de candidatos como contrincantes, sino más como conocidos que tienen los mismos objetivos que tú. De verdad, el cambiar de mentalidad te ayudará a transmitir mejores vibraciones cuando te toque hablar en la entrevista.
En la entrevista.
Manténte atento a tu postura corporal. Sé que esto puede resultar abrumador pues estás recibiendo mucha información nueva de un momento a otro. Pero recuerda estas tres pautas: mira a los ojos del entrevistador, mantén la espalda recta y gesticula con tus manos para acompañar a tus palabras. Y ya está.
Si puedes puedes verte vídeos acerca de las mejores posturas a la hora de hablar y lenguaje corporal, pero si crees que será demasiado a tener en cuenta, recuerda esos tres consejos anteriores.
No finjas ser extrovertido Sé que es muy normal encontrar anuncios sobre puestos de trabajo buscando gente con don de gentes y capacidades comunicativas.
Bueno, pues eso es relativo. A menudo entendemos lo anterior como la habilidad de hablar sin parar de cualquier tema. Pero capacidades comunicativas también incluye el ser capaz de escuchar, de observar, de analizar, y entonces hablar. Considero que eso tiene mucho más valor.
Lo que peor llevo de las dinámicas en grupo es que hacen una pregunta y de uno en uno debemos ir dando nuestra respuesta u opinión. Si empiezo la primera para mí es lo mejor pues suelto lo que tenga que decir y punto. Pero si delante de ti ha hablado más gente es posible que no te quieras repetir, que consideres absurdo lo que vas a decir, que no quieras parecer que te has copiado. PARA.
Utiliza tu don de introvertido para dar una respuesta enriquecida por lo que han dicho anteriormente. Por ejemplo, si han preguntado ¿Qué es lo que puedes aportar a este trabajo? Quizás ya tenías tu respuesta preparada, y la persona delante de ti acaba de decir exactamente lo mismos ¡dilo, no pasa nada!
Ten en cuenta que los que trabajan como recursos humanos son personas que en su día pasaron por varias entrevistas.
Lo importante es que lo hagas desde tu misma perspectiva. Si la persona delante de ti ha dicho que puede aportar el ser muy organizada y ordenada, puedes utilizar sinónimos si no quieres repetir las mismas palabras y decir el por qué piensas que eres así. Eso es algo muy personal que nadie habrá dicho antes con tus mismas palabras.
Tras la entrevista
Si la entrevista no ha salido como tu te esperabas y sientes que tú día va a ir cuesta abajo por ello, escribe.
Anota en un cuaderno o diario tus pensamientos, qué es donde crees que la cagaste, cuales fueron los momentos “trágame tierra” y por supuesto que es lo que crees que está en tu mano para mejorar.
Al cabo de una semana.
Si no has recibido respuesta en el periodo que la empresa dijo que contactarían en caso de estar interesados es recomendable que escribas un mail pidiendo feedback.
Sé que no te apetece, quizás sientas que te estás arrastrando. Pero no es sólo por dejar una buena impresión, es por sacarle el máximo jugo a toda experiencia ya sea buena o mala.
Aunque en ocasiones no te responderán al correo, habrá otras veces que sí lo hagan y estarán encantados de darte un honesto feedback.
Espero que te sirvan estos consejos para tu próxima entrevista. ¿Tienes algún ritual antes de tener que hablar en público? cuéntamelo en los comentarios!
Pero a la misma vez salí enfadada conmigo misma. Nadie tenía la culpa de lo que había pasado menos yo. Lo cierto era que no me había preparado la entrevista lo suficiente. Y sobre todo, salí con ganas de no volver a pasar por esa experiencia nunca más. Desde entonces he tenido más entrevistas y todas han ido mejor que aquella. Sobre todo porque ahora hago una especie de ritual cada vez que me enfrento a ellas. Estos son los consejos que he recopilado a través de mi experiencia.
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