¿Serías amigo de una persona que te crítica constantemente? ¿alguien que no respeta tus límites y que te sabotea todo el tiempo? Es probable que quisieses a esa persona lejos de tu vida. Sin embargo, muchos de nosotros somos esa persona para nosotros mismos. No hemos aprendido a comunicar nuestros límites de manera clara, nuestra empatía es hacia el prójimo pero nunca hacia nosotros mismos y nuestro dialogo mental es simplemente tóxico.
Si te identificas con lo anterior, este artículo es para ti. Independientemente de si eres introvertido o una persona altamente sensible, debes asegurarte de que tu mente es un espacio libre de juicio hacia ti mismo. Si lo piensas tu mente es donde pasas la mayor parte del tiempo, así que asegúrate de que es un buen lugar:
INDICE
Qué dice tu diálogo mental
A menudo la relación más tóxica que podemos tener tiene que ver con la relación que tenemos con nosotros mismos. El principal factor de esto será tu diálogo interno. Ésa voz que te dice que estás haciendo todo mal, que eres un farsante o que no pasa nada, que tan sólo lo estás haciendo lo mejor posible. Aunque tener un crítico interno a veces puede ser útil y necesario, si te involucras constantemente en un diálogo interno negativo, vas a terminar por auto-sabotearte y no alcanzar tu potencial.
Como persona con ansiedad social gran parte de la terapia consiste en entrenar tu mente a bloquear este tipo de pensamientos.
Por ejemplo, a menudo iba al gimnasio y sentía que todo el mundo me estaba mirando, que estaban juzgandome en sus cabezas. Entonces empezaba a sentirme insegura y mi diálogo mental me decía que no pintaba nada allí. Que estaba haciendo los ejercicios mal y que jamás lograría ponerme en forma.
Con el tiempo aprendí a distinguir lo que es real de lo que no. Es posible que la gente me esté mirando, ya que es un lugar público, pero eso no quiere que estén pensando cosas negativas sobre mí. El siguiente paso es que… ¿y si sí? pues en tal caso tampoco puedes cambiar lo que piense la gente sobre ti, asi que tampoco te debería de importar.
Como lo que decía mi madre… lo que piense la gente de ti no es asunto tuyo.
Señales de que eres tóxico para ti mismo
A continuación me gustaría ver algunas señales que te indicarán si podrías estar siendo tóxico hacia ti mismo.
1. Te tratas peor que a los demás
Si cuando cometes un pequeño error en el trabajo o dices algo vergonzoso en un entorno social, tu primera reacción es insultarte a ti mismo estás siendo tóxico. Si fuese otra persona la que comete el error es probable que te mostrases empático: «es su primera vez haciendo esa tarea», pero ¿por qué cuando lo haces tú no tienes esa misma compasión? Si eres capaz de reírte y seguir adelante puede indicar que tienes algunas habilidades de afrontamiento saludables.
Existe el famoso dicho de que «trates a los demás como te gustaría que te tratasen». Sin embargo, si a menudo acabas por poner a las necesidades de otros por encima de las tuyas es preciso que inviertas la frase a: «tratate a ti mismo tan bien como tratas a los demás«.
Esto me recuerda a uno de los capítulos de libro de Jordan Peterson 12 Reglas para la Vivir, tratate a ti mismo como si fueses alguien del quien eres responsable. Es decir, si estuvieses a cargo de un bebé indefenso, que depende de ti harías todo lo posible por protegerlo y mimarlo. Si está enfermo lo llevarías al médico, te asegurarías de que tiene una dieta equilibrada, de que tiene momentos de diversión. De la misma manera, debes de hacer lo mismo contigo mismo, ya que nadie va a tener más interés en ti mismo que tú.
2. No comunicas tus límites
Ya he hablado de esto en numerosos artículos y vídeos. Es una de las debilidades comunes entre las personas altamente sensibles y las introvertidas. Sin límites, podemos sentirnos agotados, aprovechados, tomados por sentado o invadidos.
En mi caso, comunicaba mis límites con indirectas o mediante el sarcasmo. Era mi manera de expresar mis límites pero a la vez no tener que salir demasiado de mi zona de confort, y no arriesgarme a caer mal a los demás. Por supuesto, la gente no prestaba atención a estas sutilezas y acababan por pisotearme. No fue hasta que aprendí a saber cuáles son mis límites personales y a comunicarlos de manera efectiva que no empecé a ser respetada en el trabajo.
Ten en cuenta que si no comunicas tus limites no puedes en realidad culpar a los demás de no cumplirlos. Sí, es cierto que hay cosas de sentido común, pero la gente no te lee la mente.
Si no respetamos nuestras propias limitaciones, ¿cómo podemos esperar que los demás hagan lo mismo?
3. Te comparas con los demás (sólo para lo negativo)
Es algo que hasta día de hoy hago mucho. Ahora al menos soy consciente pero lo sigo haciendo. A veces me pregunto si está relacionado con la forma en la que me criaron mis padres. Eramos tres hermanas, cercanas en edad, y siempre nos comparaban en los estudios y deportes. Aunque el propósito de mis padres probablemente era inspirarnos a ser mejores, terminaron por instaurar una mentalidad de comparación en mi.
Ahora soy una adulta, por lo que no culpo a mis padres de ello. Simplemente, tomo nota. He tenido muchas victorias en mi vida, sin embargo, parece nunca ser suficiente. Y aunque es bueno tener una mentalidad ambiciosa también puedes caer en la mentalidad de nunca ser lo suficiente bueno ya que siempre habrá alguien mejor que tu.
En mi caso me ha servido tener perspectiva. Cuando me pillo comparándome a cualquier influencer en Instagram que parece vivir en un paraíso me recuerdo que, primero, nada es como se pinta en las redes sociales. Y segundo, no infravalores los esfuerzos de otros. Por que alguien tenga dinero o belleza no quiere decir que no tengan sus propias luchas internas.
4. Buscas validación externa
La validación externa es cuando tu autoestima se alimenta principalmente de fuentes externas, es decir, de la opinión de otras personas sobre ti.
Como seres sociales es normal querer ser validado por nuestro círculo social y entorno. Es la señal que nos deja saber que estamos haciéndolo bien, que somos respetados y puede incluso motivarnos a ser mejores personas. Sin embargo, tienes que ser capaz de validarte y afirmarte a ti mismo primero.
Si nuestras acciones se vuelven dependientes de la validación externa en lugar de nuestras propias necesidades y deseos es cuando nos volvemos tóxico hacia nosotros mismos.. La búsqueda de validación puede reducir nuestra libertad para tomar decisiones y forzarnos a limitarnos en todo lo que hacemos para asegurarnos de que los demás no nos menosprecien.
5. Te disculpas por tu comportamiento todo el rato
Pedir disculpas en exceso es un síntoma común entre las personas con baja autoestima, miedo al conflicto y miedo a lo que piensen los demás. Instantáneamente nos sentimos culpables como si todo fuera culpa nuestra, una creencia que probablemente comenzó en nuestra infancia.
Es posible que hasta ahora no te hayas dado cuenta de cuánto daño puede estar haciendo esto a tu autoestima. Y es que, cada vez que te disculpas por acciones que no requieren arrepentimiento, te infravaloras a ti mismo y a tus opiniones. Con cada disculpa, estás perdiendo un poco de tu confianza y esto puede afectar seriamente la forma en que te ves a ti mismo. Puede parecer que te arrepientes de todo: de tus acciones y sentimientos, de ocupar espacio, de tu mera existencia. Este tipo de disculpas inapropiadas son formas indirectas de criticarnos a nosotros mismos.
6. Te mientes a ti mismo
Hay muchas maneras de mentirse a uno mismo. Desde decirnos que vamos a empezar a comer sano a partir de mañana o para justificar un comportamiento sin dañar nuestro ego. Por ejemplo, sabemos que ser infiel está mal, pero aun así lo hacemos y nos decimos a nosotros mismos que es porque nuestra pareja no nos presta atención.
Lo difícil de esto es que no solemos darnos cuenta de que lo estamos haciendo. A no ser que alguien tenga la suficiente confianza como para echártelo en cara que te estás engañando a ti mismo, es posible que no seas consciente. Y incluso en tal caso, es posible que reacciones de manera defensiva y no quieras ver la realidad.
¿Por qué somos tóxicos con nosotros mismos?
Hay distintas teorías que podrían explicar esta forma de ser. Por un lado, es posible que seas una persona negativa y que veas siempre el lado malo de la situación. A esto se le conoce como sesgo de negatividad y algún día nos sirvió en gran parte para sobrevivir y ver el peor resultado en cualquier situación para estar preparados. Lo malo es cuando aplicas esto en todas las áreas de tu vida y te impide que disfrutes el presentes y te obstaculices el futuro. Para ello vas a tener que entrenar tu mente a dejar pasar este tipo de pensamientos y reprogramarte. La terapia y meditación pueden ser muy útil.
Otras veces, nos saboteamos a nosotros mismos para escapar de sentimientos incómodos. Tal vez no nos han enseñado cómo manejar, y procesar, pensamientos y sentimientos difíciles, por lo que hacemos todo lo posible para reprimirlos en el momento.
Es posible que sean varios factores que te estén haciendo comportarte de esa manera, el primer paso es reconocerlo. Sólo así podrás tomar acciones para remediarlo.
Cómo dejar de ser tu peor enemigo
Utiliza substitutos de disculpa
Como hemos visto anteriormente si eres de las personas que se disculpan constantemente por cosas que no deberían, adquiere el hábito de usar estas frases:
• «Gracias por tu paciencia…» En vez de disculparte por estar tardando tanto.
• «¿Tienes un momento?» Y no decir lo siento por tener que hablarles sobre algo.
• “Estos son mis pensamientos iniciales...” No te disculpes por dar tu opinión de manera educada, te quita confianza.
• “Tengo una opinión diferente que me encantaría compartir”.
Usar el lenguaje de esta manera te ayudará a compartir tus pensamientos con confianza porque tienes una perspectiva única y algo especial que ofrecer. Con el tiempo empezarás a adquirir mayor confianza y verás que como consecuencia los demás empiezan a respetarte.
Conócete a ti mismo.
Es algo que siempre recomiendo. Si eres capaz de sentarte a solas contigo mismo y un diario de manera periodica aprederás mucho sobre ti. Como cualquier buena relación, el tiempo dedicado a conocerse genuinamente es el núcleo de una relación sana. Cuando te conoces a ti mismo , tomas mejores decisiones y tienes mejor autocontrol porque entiendes lo que te motiva.
¿Cuále son tu valores? ¿qué es lo que te motiva? Son preguntas quizás no te hagas de manera frecuente pero que es preciso que conozcas para entender más sobre ti. Cuánto más te conozcas a ti mismo, lo que toleras y no, más fácil te será decir que no, por ejemplo, en situaciones donde de otra manera caerías en un «sí por defecto».
Relacionado: cómo dejar de absorber la personalidad de otros.
Ten una conversación difícil.
¿Qué es lo que no te gusta de ti? Está bien que no te guste todo de ti mismo: nadie en ninguna relación es perfecto. Sin embargo, debes examinar las cosas que no le gustan y optar por aceptarlas o cambiarlas. Si no te gustan tus hábitos, apariencia, comportamiento o tu carisma, puedes optar por aceptarlos tal como son o tomar medidas para cambiarlos. La tercera opción que quizás estés tomando hasta ahora si eres una persona tóxica para ti mismo es la de quejarte por cosas que puedes cambiar pero es más fácil maldecir tu genética o echarle la culpa a otros.
Eso es todo por el artículo de hoy. Déjame saber en los comentarios si según las señales mencionadas eres una persona tóxica para ti misma! Te leo! ⬇️⬇️👀
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