Cada vez que digo que no a una persona sufro. Es como si al rechazar algún plan o favor que alguien me pide, les estuviese decepcionando. Esto en parte se debe a que me gusta caer bien a la gente, y siento que al decir que no estoy restando puntos sobre una relación.
Aunque la timidez y la introversión son diferentes, muchas personas tímidas e introvertidas también sienten presión por decir «no», sobre todo en situaciones socialmente difíciles.
Si bien es cierto que no hace falta que seas introvertido para que te pase lo anterior, a los introvertidos, que somos personas más reservadas, no nos gusta llamar la atención y sentimos que no encajamos en algunos de nuestros círculos sociales (en el trabajo o en el colegio). Es por ello que a menudo terminamos aceptando invitaciones a eventos a los que no nos apetece ir, pero el miedo al rechazo o a las consecuencias de no ir se apoderan de nosotros y terminamos cediendo.
En este artículo veremos la importancia de saber decir que no, y cómo empezar a rechazar planes sin sentir presión y de manera que no nos afecte en un futuro.
Cambia de mentalidad
Si te has identificado con lo anterior y realmente lo pasas mal diciendo a la gente que no, es importante que comiences con un cambio de mentalidad. Para ello quiero presentarte el concepto del coste de oportunidad.
Este es un concepto económico que me gusta aplicarlo en mi día a día. En su definición original el coste de oportunidad se define como el conjunto de recursos que dejamos de percibir cuando nos decidimos por otra alternativa que puede ser mejor o peor, siempre contando con unos recursos limitados.
Vale, ¿cómo puedes cambiar de mentalidad aplicando lo anterior? pues entendiendo que tu tiempo es tu recurso más preciado y que además es limitado. Si tienes dos alternativas, A) quedarte en casa y B) ir a una reunión a la que no te apetece ir, deberás tener en cuenta qué es lo que pierdes y ganas con dichas opciones.
- Coste de oportunidad de quedarse en casa: no hacer amigos, no conocer a contactos, que no cuenten contigo en el futuro, pasarlo incómodo cuando hablen al día siguiente sobre la reunión.
- Coste de oportunidad de ir a la reunión: gastarme dinero, tener que salir de zona de confort, tener que hablar de temas que no me interesan.
No es lo mismo rechazar una invitación para ir a una fiesta que organizan tus amigos todos los fines de semana que rechazar la invitación a una boda. Aunque no te apetezca ir a ninguno de los dos eventos el rechazar el segundo tiene mayores consecuencias sociales que el primero.
Aun así, la decisión es tuya.
Técnicas para rechazar planes sin caer mal a la gente ✅
1) No responder > cancelar
Tómate tiempo para pensar si realmente quieres o no aceptar la propuesta o petición. Es mejor no dar una respuesta definitiva de inmediato que aceptar y después decir que no.
Te lo digo porque yo adquirí ese hábito y he perdido unas cuantas amistades por ello. Decía siempre que sí a cualquier favor o plan, pero después, recapacitaba y cancelaba en el último momento. A nadie nos gusta que nos cancelen y, al final, caerás peor a la gente si haces esto.
Es por ello necesario que recurras a ciertas frases tales como:
“Suena genial pero te confirmo esta tarde que no se si tendré tiempo”
«Me encantaría, pero + __ una responsabilidad”
Todas estas fórmulas tienen algo en común: dices algo positivo acompañado de un rechazo del plan. Es una estrategia popular ya que no estás transmitiendo negatividad absoluta sino sinceridad. Pero, ¿y si realmente no te gusta el plan que te han propuesto?
El riesgo de las frases anteriores es que estás diciendo lo mucho que te gustaría poder hacerles un favor o participar en dicho plan y te expones a que te cambien la fecha para otra ocasión y te encuentres con el mismo problema en el futuro. Para este tipo de ocasiones es mejor que seas totalmente sincero y propongas tú una alternativa.
Digamos que tu vecina te propone hacer una barbacoa con más vecinos y gente que no conoces: sólo el pensarlo te produce malestar.
Si pones una excusa convincente y dices que te encantaría en otra ocasión, te invitarán en un futuro o lo pospondrán a otra fecha por ti (me ha pasado😑 )
Por eso, si sabes que no te gustará participar en ningún momento en el futuro ¡dilo!
“uy a mi es que estar con tanta gente que no conozco no me va, ¿por qué no hacemos algo la semana que viene tú y «x» persona…Nos pedimos una pizzas y pasamos el rato”
Ahí está la clave: primero reconocer que no es tu tipo de plan y que no lo disfrutarás y segundo, de inmediato propones un plan más íntimo o simplemente más acorde a tu personalidad.
Así no los rechazamos a ellos, sino al plan en sí 😅
2) Rechaza planes con humor
Se trata de usar nuestra máxima sinceridad. Yo lo hago a menudo con esta expresión: “puff, ni de coña” y después río. No es un truco a aplicar con todo tipo de relaciones, pero con las más cercanas o personas que sabemos que no se ofenderán a la primera de cambio.
Si lo acompañas de una anécdota además las personas entenderán el porqué de tu rechazo total al plan.
También puedes aplicar el sarcasmo, sin abusar siempre de él (aunque yo lo hago😅 ). Imagínate que te piden el favor de que seas tú quien conduzcas a una fiesta ya que has dicho que no pensabas consumir alcohol en ella ( a la gente le encanta aprovecharse de la gente que no bebe de esta manera) una posible contestación con sarcasmo sería:
“Bueno, yo os puedo llevar pero lo mismo a las dos horas me quiero ir que yo soy de echar de menos a mi casa muy rápido”.
El comentario es honesto y además, les estás pintando una posibilidad de lo que puede que pase si realmente eres tú el conductor asignado.
3) Decir que no a jefes o personas que nos imponen
Lo anterior será demasiado arriesgado de aplicar con personas con las que tenemos que mostrar nuestra faceta más profesional como compañeros de trabajo y jefes. En este caso, es importante enmascarar la palabra “no”, ya que, depende de la personalidad de nuestros superiores y el contexto nos puede pasar factura.
Digamos que eres el encargado de x proyecto para tu empresa y que vas muy presionado de tiempo para entregar lo esperado a plazo. Encima, tu jefe te acaba de preguntar si puedes atender a una reunión que no está relacionada con tu trabajo. ¿Como narices le dices que no a tu jefe?
Pues le haces saber que el atendeer a esa reunion va a provocar que otras tareas se queden sin hacer, que el priorizar esa reunión hará que pongas en segundo plano tu trabajo principal.
Se trata de no utilizar la palabra «no», pero de comunicar tu preocupación por querer hacer las cosas bien.
4) Rechazar planes según el esencialismo.
Esto lo he aprendido gracias a mis ultima lectura: essencialismo por Greg Mckeown. El libro va sobre como llevar una vida más simple y dedicar tus esfuerzos a cosas que tendrán el máximo impacto en tu vida y que te ayudarán a conseguir tus objetivos. En uno de los capítulos habla de la importancia de saber decir que no. Toda persona de éxito sabe distinguir a qué cosas debe decir que sí y a cuáles que no.
Greg Mckeown de hecho nos recomienda decir de manera predeterminada que “no” en vez que sí. Aunque el autor posee una manera más radical de ver la toma de decisiones tiene razón en su lógica: cada vez que decimos que sí a algo, estamos diciendo que no a otra cosa. Al final se vuelve un problema de priorización, por lo que debemos preguntarnos: ¿merece la pena priorizar un plan que nos acaban de proponer?
Espero que te haya gustado este post, y ti ¿te cuesta decir que no?cuéntamelo en los comentarios.
Discussion about this post